sábado, 16 de julio de 2011

Te lo dije - Megan Maxwell




¿De qué va la cosa?
Victoria, una mujer algo difícil de tratar, exigente, estirada e incluso maleducada que descubre, el día antes de su boda, que su futuro marido la engaña con su mejor amiga. Tras este duro golpe e inmersa en un profundo caos emocional, se encuentra con un nuevo desafío profesional: deberá viajar a Escocia y, en un plazo de dos meses, encontrar a un Conde, dueño de un castillo, y conseguir que éste firme un contrato de cesión para rodar en él un spot publicitario de una firma de relojes. De no conseguirlo, no sólo perderá su empleo, sino que como consecuencia de ello deberá renunciar a su glamouroso estilo de vida. Maleta en mano y con todos sus pensamientos sobre los últimos hechos acontecidos en su cabeza, se traslada al corazón de las Highlands junto a su hermana Bárbara, sin sospechar que a su llegada no encontrará más que gente de pueblo, animales y días lluviosos. Además, Victoria deberá lidiar con Niall, la mano derecha del Conde, que sabe muy bien cómo tratar a una mujer con su carácter.


¿Os acordais de que, hace no mucho, os comenté que había tenido que dejar pasar unos cuantos de días desde que leí el libro hasta que hice la reseña? Pues con éste me ha pasado algo parecido. La trama del libro me llamaba la atención, prometía ser divertido, pero que fuera un chick-lit ibérico(por llamarlo de alguna manera) me tiraba para atrás a la hora de meterle mano. He probado con otros títulos y, aunque no estaban del todo mal, no llegaron a convencerme. Además, venía de darme esa especie de empacho de bodas por cortesía de Nora Roberts y el último me había dejado buen sabor de boca (no sé si sería porque la protagonista es repostera jajaja) y necesitaba un libro que me enganchase casi tanto como ése ultimo, ya que los dos anteriores era un poco flojos.Bueno, pues, como no tenía nada más a la mano porque había devorado gran parte de mi reserva para los próximos días, cogí Te lo dije, aunque eso sí... De mala gana.
Pero ese efecto sólo duró unos cuantos minutos. Vale, puede que un par de horas porque en el arranque me costó meterme, pero en cuanto Victoria y su hermana llegaron al hotel , ya estaba enganchada
Victoria es un personaje completamente insoportable de principio a fin. Alguien con quien no te gustaría topar, a menos que fuese como este caso, siendo el personaje de un libro y que lo sufran otros. Su hermana Bárbara es absolutamente genial y las conversaciones entre las dos son tan tan cercanas. Sus expresiones me matan. Españolas al cien por cien. .
—Tienes el gusto de un calamar adobao, hija mía —y señalando de nuevo a los hombres que ahora las miraban, dijo tras pestañear al de pelo cobrizo—. Pero ¿tú has visto que dos monumentos?

Sus peleas de hermanas son auténticas, de esas que una puede tener en un momento dado tipo con su adorado compañero de juegos a la par que tormento. A pesar de sus particulares guerras, Bárbara es una hermana fiel, no abandona a Victoria ni cuando sabe que se está comportando como una auténtica insértese cualquier palabra malsonante.
Es verdad que Victoria tiene muchas razones para estar de malhumor, pero es que Vicky  ya nació de malhumor. Tiene la fea costumbre de mirar por encma del hombro a todo el mundo, incluida su madre. Sin embargo, este viaje a Escocia para arreglar el desaguisado laboral va a enseñarle a esta madrileña de barrio con muchos humos que no todo es glamour, lujo y dinero.
Para ello contará con la inestimable ayuda de Nial al que Victoria trata con la punta del pie desde el minuto uno sin saber que ha dado con la horma de su zapato. Ojito a esos diálogos entre los dos porque no tienen precio jajaja.
Luego están rodeados por un coro de personajes secundarios que son a cual más encantador: Marga, la madre de la criatura; Victor, el mejor-amigo-gay de las has hermanas, y que tiene cada frase jajaja y un montón de escoceses amables:  Ona, Tom, Robert,... Os la recomiendo sí queréis reír a carcajada limpia.

Un aperitivo:
Mientras Marga servía la sopa Víctor observó el gesto taciturno de Bárbara. Lo estaba pasando mal. Y para hacerla sonreír con su habitual sentido del humor soltó un bombazo para horror de Victoria.
—Creo que alguien muy glamoroso que se sienta aquí, hoy ha visitado el saloncito rosa de la señora Antonia.
Victoria le miró con su mirada de doberman a punto de atacar ¿Por qué tenía que sacar ahora aquel tema? Al ver que su madre paraba de servir la sopa y la miraba a la espera de que contara aquello, tuvo que contestar.
—De acuerdo. He sido yo. Ella me dijo que estabas en la frutería de Goyo y que pasara a su casa hasta que llegaras.
—¿Has saludado a Jesús? —se mofó Víctor ante las risitas de Bárbara.
—¡Tú qué crees! —respondió Victoria con gesto serio.
—¿Por qué no me lo habías comentado?
—Eso te lo digo yo —replicó Bárbara a quién le encantaba chinchar a su hermana—. Porque tendría que decirte que va a conocer a un Tauro y que vas a ser abuela de dos chiquillos.
—¡Bendito sea Dios! —gritó Marga a punto de derramar la sopa—. ¿Estás embarazada cariño? ¡Oh qué ilusión!
—No mamá —negó con decisión mirando a su hermana—. No estoy embarazada. ¡Sólo me faltaba eso!
—Por lo visto —continuó Víctor—. Los posos del café han dicho que en un viaje conocerá al amor de su vida y quién sabe si será de la realeza.
—Sí claro —se mofó Bárbara ante la cara de perro de su hermana—. Y será conocida en el mundo entero, como la sidra El gaitero.
—Prefiero no decir cómo te conocerían a ti —espetó Victoria.
—Tesoro. Antes me has contado que te ibas de viaje ¿verdad?
—Sí mamá. Pero mamá no...
—Y también —gritó Marga asustando a los demás—. Que tienes que encontrar a un... ¿duque?
—¿Duque? —gritó levantándose Víctor— ¿Tienes que contratar al duque? ¿Nuestro duque? ¿Al morenazo malísimo, que está buenísimo y que todos los jueves me quita el sueño?
—Oh Diosss —suspiró Bárbara ante la cara de incredulidad de Victoria—. Con lo bueno que está el San Silvestre. Dime ¿para qué anuncio le tienes que contratar?
—¿Cómo termina la serie? —gritó Víctor—. ¿Se casa con Catalina o se lo cepillan?
—Dime que terminan juntos —intervino Margarita al recordar la serie—. Juntos y siendo felices en un chalecito adosado con perro y niños.
—Lo dudo, Marga —señaló Víctor—. Creo que se lo quieren cepillar.
—¡Ostras Vicky! —aplaudió Bárbara—. Me tienes que traer una foto dedicada del duque.
Victoria, al escuchar a aquellos tres maldijo en voz baja. ¿Por qué todo lo entendían al revés?
—Vamos a ver —aclaró echándose para atrás en la silla—. Yo no voy a contratar al duque. Voy a buscar a un conde.
—Da igual —rió Víctor—. Mientras esté tan bueno como el otro, me vale.
—Vamos a ver, mamá —prosiguió Victoria—. Mi viaje a Escocia se debe a que tengo que «encontrar» a un imbécil que al parecer es conde, no duque, para que me firme un contrato que nos autorice a rodar en el castillo de Eilean Donan.
—¿Has dicho Eilean Donan? —exclamó Bárbara dejando la cuchara—. ¿El que sale en la película Los inmortales y en las novelas medievales que leo? Bueno, leíamos.
—Sí.
—¿El de la película de James Bond El mundo nunca es suficiente? —preguntó Víctor incrédulo.
—Sí. El mismo —asintió poniendo los ojos en blanco.
—¡Madre mía, qué pasada! —añadió Bárbara—. Dime que puedo acompañarte.
—No.
—Por favor, por favor, Vicky —rogó Bárbara.
—He dicho que no —sólo le faltaba a su hermana allí para molestar—. Voy por trabajo. No por placer.
—Eres una borde, por no decir algo peor ¿lo sabías? —gruñó su hermana.
—Sí, mona —espetó Victoria—.Te encargas de recordármelo cada vez que me ves.
—La venita del cuello te delata, reina —señaló Víctor sonriendo.
—No empecemos —regañó Margarita. Sus hijas eran especialistas en discutir.
—Esta snob me sacas de mis casillas —y señalando a su hermana dijo—. No pretendo que me pagues el viaje. ¡Tengo mi dinero! No necesito tu ayuda para poder viajar ¡pedazo de estúpida! Incluso no te necesito para moverme por allí. Te recuerdo ¡tonta del culo! que soy tan bilingüe como tú.
—Bárbara —respondió Victoria con seriedad—. Vuelve a insultarme y te acordarás.
—Vicky, podías tirarte el rollo —insistió Víctor—. Para su nuevo libro le vendría fenomenal.
—¡He dicho que no! No es el momento. Necesito estar concentrada al cien por cien para conseguir mi propósito —vociferó ganándose una dura mirada de su hermana.
—Eres menos profunda que un charco —señaló Bárbara.
—Pero vamos a ver —intermedio Margarita—. ¿De qué castillo estáis hablando?
—Mami. Te acuerdas de la película La boda de mi novia.
—No. Creo que no la he visto —dudó Marga.
—Sí mami. Es esa en la que sale el doctor Derek Shepherd. El doctor macizo de Anatomía de Grey.
—Ah...sí. Ésa en la que él se da cuenta de que está enamorado de la morenita cuando ella se va a casar con un escocés rubio grandote.
—¡Exacto, Diane Lane! —sonrió Víctor haciéndola sonreír.
—Mami —insistió Bárbara—. Me vendría de perlas visitar ese lugar, podría recopilar información para mi novela. Pero la idiota de tu hija no quiere que vaya con ella.
—Pero Vicky, tesoro mío —murmuró Margarita—, si vas a ir ¿qué te cuesta llevar a tu hermana contigo?
—Es un viaje de negocios mamá. Ella sólo molestaría.
—¿Me estás llamando mosca cojonera? —vociferó Bárbara.
—Oh Dios —suspiró Victoria enfadada—. ¿Pero no te das cuenta de que el viaje es por trabajo?
—¡Vete a la mierda! —gritó Bárbara.
—Tú delante para que no me pierda —respondió su hermana.



Y un video creado por la propia autora para la sinopsis del libro:

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