viernes, 24 de junio de 2011

Mis amigos, mis amores - Marc Levy


De qué va:

Antoine y Mathias no han perdido el contacto desde que se conocieron de niños. Ahora, ya treintañeros, siguen compartiendo muchas cosas, pues ambos han pasado por un divorcio y por la experiencia de ser padres: Antoine, de un niño llamado Louis, y Mathias, de una niña llamada Emily. Pero mientras que Antoine se fue a vivir con su hijo a Londres, Mathias sigue residiendo en su París natal, cada vez más insatisfecho con su trabajo y teniendo que soportar que su hija viva también en la capital inglesa. Por eso cuando Antoine le propone regentar una pequeña librería en Londres, él acaba aceptando la oferta. Sin embargo, sus planes se ven trastocados por la decisión de su ex mujer de trasladarse a París por motivos laborales y de pedirle que se haga cargo él de Emily, para que la niña no tenga que adaptarse de nuevo a un cambio de hogar y colegio. Esto dará pie a que Mathias y Antoine decidan pasar de ser vecinos a vivir en la misma casa para así criar juntos a sus hijos. Eso sí, comprometiéndose a respetar dos reglas básicas de convivencia: no contratar a una canguro y no traer mujeres a casa.
Mis amigos, mis amores, la nueva obra del afamado novelista Marc Levy, es la historia de dos amigos que aprenden juntos a superar su soledad y a afrontar su condición de padres solteros. Tierna y cómica a la vez, esta novela de destinos cruzados hará las delicias de aquellos a los que les emocionaron Ojalá fuera cierto y Volver a verte.

Tercero  del  Maratón  Marc Levy

Qué tal estuvo:
Tengo que hacer una confesión. He tenido que esperar dos o tres días para escribir mi opinión sobre este libro porque, cuando lo terminé, estaba con un verdadero subidón. Me encantaba, me gustaba tanto que no sabía si esa opinión se debía al libro en sí o a mi estado anímico.
Pues bien, tres días después puedo confirmar y confirmo que éste ha sido uno de los libros que más he disfrutado en mucho tiempo. 
No entiendo por qué todo el mundo se empeña en catalogar a Levy o a sus historias como románticas. Hay historias de amor romántico, pero no son o, en su mayoría, no suelen ser el eje central. Y aquí hay historias de amor: amor fraternal, amor convertido en cariño, amor filial, amor paternal....
La historia comienza tal y como cuenta la sinopsis, con Mathias mudándose a Londres para: 
  1. Pasar más tiempo con su hija.
  2. Combatir la soledad en la que vive.
  3. Intentar reconquistar a su ex. 
Pero nada sale como esperaba. Tal y como llega a Londres se entera de que su ex vuelve a París por temas de trabajo y, aunque vive cerca de Antoine, sigue sintiéndose solo y al borde la claustrofobia en el minúsculo apartamento que comparte con su hija, único aliciente de su residente cambio de residencia.
Tras mucho dar la tabarra, y más por preocupación del estado mental de su amigo, Antoine accede a compartir casa con Mathias. Esto aquí todo muy ligerito, pero atentos a los métodos de Mathias para persuadir a su amigo.
Tras conseguir su objetivo, Mathias y Antoine tienen que lidiar con los problemas de convivencia y establecen dos reglas básicas: Nada de mujeres y nada de canguros. Ya comprobareis que estas reglas no escritas van aumentando a lo largo de la novela, dando lugar a momentos realmente cómicos.
Los caracteres de Mathias y Antonie están claramente definidos y son la principal fuente de conflictos entre ambos. Durante las primeras páginas, Mathias se comporta de forma tan pueril, rezongando por todo, poniéndole pegas a todo e intentando salir con la suya en cada momento( no es que eso cambie mucho a lo largo de la novela jajaja)... A veces hasta me daban ganas de abofetearlo.
Antoine, por otra parte, parece más centrado. Y la palabra clave es parece. Es un padre responsable, eternamente preocupado por cómo afecta a su hijo que su madre haya decidido cambiarlo por misiones humanitarias en África o no sé sabe muy bien qué... Pero, como todo, tiene sus puntos débiles.
La relación de Antoine y Mathias, peculiar donde las haya, llega a tal punto que el resto de personajes se mofan continuamente de este matrimonio mal avenido y, os juro, que han sido la causa de verdaderas risas y carcajadas mientras leía. Pasan por todo lo que un matrimonio de años haría: reuniones del cole, vacaciones juntos, conciliación de horarios laboral y familiar... Atento al tema de las vacaciones, porque es una de las partes más cómicas del libro.

Ambos utilizan esta amistad para esconderse de aquello que los aterroriza a morir: volver a enamorarse, a confiar.... Pero el amor aparece. Unos los ven a primera vista, sin ningún tipo de venda y a otros les cuesta dios y ayuda y una buena patada en el culo, pero lllega.
Mathias y Antoine están rodeados de una coro de personajes, todos ellos igual de especiales en cierto sentido. Sophie, la dueña de la floristeria de enfrente;  Ivonne, propietaria del bar en el que los personajes desayunan y que ejerce de madre de todos ellos. Este personaje me recordaba tanto a Mathilde, la camarera del puerto de Siete días para una eternidad; McKenzie, la mano de derecha de Antoine en su empresa de construcciones; Audrey, una especie de diosa bajada del Olimpo con algun que otro secretillo a las espaldas;....

Mención aparte merecen los hijos de ambos: Louis y Emily. Son muy inteligentes, a veces más que sus propios padres; y muy maduros para su edad, pero supongo que pasar por un divorcio/separación suele espabilarte un poco. Aún así, de cuando en cuando demuestran que no dejan de ser niños. Me encanta cuando Emily termina escribiendo en su diario y Louis haciendo anotaciones al margén.

Por último, pero no menos importante, los que hemos leído a Levy nos llevaremos una pequeña sorpresita bien avanzado el libro. El autor suele hacer este tipo de cosas, pero nunca un regalo tan bonito como éste. Atentos a esas vacaciones en Escocia y con quién se encuentra Antoine jajajaja.

Siento este testamento, pero el libro lo merece. He intentado no destripar nada, aunque sí contar lo suficiente para que os motive. Recordad que es una opinión personal y no profesional jajaja Os juro que cuando terminé este libro casi sentí pena de no volver a saber de Antoine, Mathias y todos los demás. Aunque con Levy nunca se sabe....


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