lunes, 20 de junio de 2011

Siete días para una eternidad - Marc Levy

Argumento:
Por primera vez, Dios y el diablo están de acuerdo. Cansados de sus eternas disputas y deseosos de determinar de una vez por todas quién de los dos debe reinar en el mundo, deciden entablar una última batalla. Las reglas son las siguientes: cada uno de ellos enviará a la Tierra un emisario que contará con siete días para decantar el destino de la humanidad hacia el Bien o el Mal. Dios y Lucifer establecen que el enfrentamiento se producirá en la ciudad de San Francisco y eligen a sus mediadores. Dios escoge a Zofia, una joven competente, con el encanto de un ángel. Lucifer se decide por Lucas, un hombre atractivo sin ningún tipo de escrúpulos. La tarde de su primer día en la Tierra, los destinos de Zofia y Lucas se cruzan, pero para consternación de Dios y el diablo, el encuentro, lejos de provocar un altercado, toma unos derroteros insospechados.

He de admitir que empecé este libro con algo de desgana porque el anterior que leí de Marc Levy Volver a verte me había gustado tanto que era difícil de superar. Pero la idea de que la lucha entre el bien y el mal se terminara en tan sólo siete días y recayera en las manos de dos de sus mejores agentes, era cuando menos atrayente.
Así que, ahí que empiezo, y la verdad me costó meterme en la historia. Tiene bastantes personajes secundarios y, aunque sabemos que Zofía es una chica ocupada, a muchos de ellos no les encuentras el sentido hasta bien llegado el final. Cuando la cosa parece que se anima un poco.
El detalle del tatuaje de ella y su falta absoluta de apetito en contraposición con la voracidad de él es algo que después nos dará algunos momentos de los más tiernos, si bien no entendemos al principio porque tanto hincapie en la comida. La descripción que nos hace de Dios ( o debería llamarlo Houston? jaja) y su particular afición es muy peculiar.
Un personaje que me dío para muchas risas fue el de Mathilde, la camarera del bar del puerto, que tiene alguna de las líneas más ocurrentes de todo el libro:
– ¿Conoces alguna historia de amor que sea sencilla? Zofia, siempre te he visto sola, y eras tú quien me decía: «Somos los únicos responsables de nuestra felicidad». Pues bien, hija mía, tu felicidad mide un metro ochenta y cinco y pesa setenta y ocho kilos de puro músculo, así que, por favor, no pases por su lado. Tratándose de felicidad, hay que ponerse debajo.
Aun así, con historia original y personajes que dan alguna que otra sorpresa, el final ha sido un poco flojo y como a la ligera. Me da la sensación de que a Levy se le acababa el plazo para entregar el manuscrito o algo porque es un final sorprendente, pero flojo y de casi un segundo en el que dices: ya está? 
Quizás es que esperaba demasiado por los que he leído anteriormente, quizás debí esperar algo más de tiempo para leer otro de Levy para no tener tan reciente el anterior, pero... si una hace una maratón, hace una maratón.

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