sábado, 4 de junio de 2011

La perla secreta



Recientemente leí un artículo en el que un psicologo inglés demonizaba a las novelas románticas por algo poco menos que atrofiarnos el cerebro a las mujeres. Obviamente, mi primera reacción fue de incredulidad. Y luego, casi me muero de la risa. Acusaba a estas novelas de crear en nosotras, las del sexo débil, unas falsas expectativas que luego dificultaban nuestras relaciones reales. Además nos azuzaba a las que aún quedamos solteras a que no perdieramos el tiempo entre las páginas de un romance y saliéramos a la calle a socializar antes de que fuese demasiado tarde. 
Creo que todas y espero que todos convendréis conmigo en que la lectura -romántica, ficción o realidad- no es más que una forma de evadirse durante un corto espacio de tiempo de una realidad que a veces nos supera. Y que leer una novela romántica no es más dañiño que convertirse virtualmente en CR9, un zombie o un heroe de guerra, por obra y gracia de la X-Box, la Playstation, etc.
La petición rayaba tanto en lo absurdo que, de alguna manera me empujó a hacer justo lo contrario.Así que aquí me tenéis, he tenido una novela romántica entre mis dedos, he paseado mis ojos por sus páginas... Y sí, mi cerebro aún no se ha diluido. Si mañana no hay un post que siga a éste, ya sabréis cuál ha sido mi destino.

La novela elegida es La perla secreta de Mary Balogh.
El primer encuentro entre Fleur Hamilton y el Duque de Ridgeway a las afueras del teatro Drury Lane no fue muy alentador, es más, se podría decir que fue bastante sórdido. Ella era una prostituta; él, su primer cliente.
Pero lo peor de todo vino cuando volvieron a verse las caras, ya que Fleur está en la casa del Duque y nada menos que como la institutriz de su hija, y lógicamente su esposa, la Duquesa, también vive en el mismo techo.
Con todos estos antecedentes es bastante improbable que el amor entre Fleur y el Duque pueda florecer y que les augure un futuro feliz. Pero, ¿quién sabe? Cuando se trata de una novela romántica todo es posible…



La verdad es que, con un comienzo tan poco prometedor, es difícil imaginarse si esto acabará bien.
Es una novela romántica muy poco al uso pues ni él es el tipico caradura guapísimo y encantador, ni ella la recatada dama de dulces maneras. Los dos han tenido un bagage vital bastante extenso y desafortunado. Se encuentran, si cabe decirlo, al borde de la desesperación, y todo parece presagiar que conocerse tampoco les hará ningun bien. Sin embargo, los caminos del amor son inexcrutables....


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