domingo, 5 de junio de 2011

La huella de un beso


O como yo lo llamo. El hombre que no podía besar.
Todo esto viene a cuento de una conversación que tuve hacee unos días con alguien tan aficionado al chick-lit como yo. Ese alguien me decía que a los hombres les cuesta escribir ese tipo de género por razones más que obvias. Es difícil pornerse en la piel de otro. 
No puedo dejar de darle la razón, al menos en lo que ha sido mi experiencia con autores masculinos hasta este momento. Aún así, sabiendo lo que me iba a encontrar, o precisamente por ello, decidí darle una oportunidad. 

No había leído nada anterior de este autor, no tenía referencia alguna, la historia parecía prometedora y la portada era atrayente. Y sí, ya sé aquello de que uno no debe jugar un libro por su portada, pero a veces ese primer contacto visual hace que te pares, mires la contraportada y a continuanción pienses: Vaya, éste puede estar bien.

Argumento:
Max es un tío aparentemente normal que no soporta la celebraciones navideñas y decide huir a las Maldivas durante la temporada. Sólo existe un mínimo problema: Kurt. Su perro, un braco alemán de pelo duro, cuya vida transcurre en un cuasipermanente estado de inactividad. Así que Max ha creído conveniente poner un anuncio para encontrar a alguien que cuide de su mascota mientras él se ausenta.

Katrin lleva una vida rutinaria como asistente en una consulta de oftalmología, su mayor pasatiempo es hacer busquedas aleatorias de casi cualquier cosa en Internet mientras piensa en la excusa perfecta que dar a sus padres para no pasar el día de su cumpleasños, a la par que Nochebuena, con sus padres. Y encuentra la solución en el anuncio de Max.
Hay que decir que Katrin nunca ha tenido relación alguna con la especie canina, debido a un lamentable incidente que tuvo su padre hace ya algunos años, razón por la cual Kurt se convierte en la respuesta a todas sus plegarias. No tendrá que explicarles a sus progenitores porque su hija perfecta y guapísima está al borde de los treinta y sin una pareja formal.

La verdad es que la novela tiene una base simple, un desarrollo bastante simple salpicado de algunos giros inesperados y que te hace reír por momentos, sobre todo cuando Kurt toma la palabra, por decirlo de alguna manera. Es rápida leer,  ideal para mañana tonta de domingo, como ésta.
He de admitir, sin embargo, que en cierto momento se me hizo un poco lenta y casi me hace desistir, así que si llegais a ese punto, tened paciencia y seguid adelante porque merece la pena.

Puede que Daniel Glattauer no llegué tanto, al menos en mi persona, como Marian Keyes o Rachel Gibson, pero lo cierto es que me hace querer darlee una oportunidad a alguna de sus otras obras.
Seguiremos informando.

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